¿Te has sentido identificado con algunas de estas características? Con la mayoría, ¿verdad? Lo cierto es que éstas son solo algunas de las cosas que caracterizan a los adolescentes, como lo demuestran los ejemplos que se hallan en el siguiente artículo.
No lo apreciamos hasta que lo perdemos
Tenemos que comenzar con 1er grado y no queremos ni pensar en ir a la “escuelita”. No podemos imaginarnos estar en la escuela entablando amistades con chicos que ni conocemos. Ahora, llegamos a la secundaria y, recién ahí nos empieza a gustar la idea de pasarlo bien con nuestros compañeros. Pero llegamos a 4to año y…noooooo!!! Casi que lloramos, como en primer grado, pero esta vez porque no queremos dejar de ir a la escuela. Recién en el último año nos damos cuenta de que la escuela es una de las mejores experiencias de la vida. Y ahora ya tenemos que empezar a trabajar, y, recordamos cuando íbamos a la escuela, lo pasábamos bien, éramos unos vagos que apenas escribíamos en clase. ¡Qué lindo! Por eso, ahora es tiempo de que disfrutemos ir a la escuela. ¡No esperemos a perderlo para apreciarlo!
Por otra parte, cuando éramos chicos dependíamos de nuestros padres totalmente, nos vestíamos con lo que ellos nos compraban, hacíamos lo que ellos nos decían, sin cuestionarlos. Pero, ahora que somos grandecitos, ya no queremos saber nada con que ellos nos elijan nuestras cosas ni, mucho menos, que nos digan qué hacer; hasta vivimos peleando y discutiendo por las cosas que hacen, porque no nos gusta que “nos estén vigilando todo el tiempo”. Pero lo que no entendemos es que todo lo que nuestros padres hacen por nosotros es para cuidarnos y para nuestro bienestar, no para perjudicarnos. Por eso, apreciemos ahora a nuestros padres, antes de que los perdamos.
Como vemos reflejado en estos dos ejemplos, hay muchas cosas lindas que poseemos pero no demostramos que estamos agradecidos por ellas. En realidad, somos así, las damos por sentadas…hasta que las perdemos.
Alumnos de 4to año 2da. División- Turno Mañana
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