viernes, 17 de agosto de 2012

LA CIUDAD DE LOS NIÑOS: ¿REALIDAD O FICCIÓN?


LA CIUDAD DE LOS NIÑOS: ¿REALIDAD O FICCIÓN?
            La Ciudad de los Niños es un proyecto que desde 1996, según las fuentes provenientes de la página de Internet www.rosario.gov.ar, comenzó a ser gestionado por la Municipalidad de Rosario y sus destinatarios son los niños y niñas de la ciudad. Para llevarlo a cabo se ha suscripto un Convenio con UNICEF Argentina, y la propuesta ha sido tomar al niño como parámetro de la transformación urbana y social.
            El niño es concebido como representante de lo múltiple y lo diferente, como aquel que, alejado de los estereotipos de los adultos, nos deslumbra por su capacidad creativa, desborucratizada y crítica. A partir de eso, el proyecto es un desafío a gobernar con los niños “como nuevos ciudadanos”, sujetos de derecho que aspiran a su realización personal y social, y merecen ser protagonistas del cambio. Esto último implica que sean gestores de una nueva ciudadanía con ejercicio pleno de derechos, entre ellos la libertad de expresión.
            En este marco, los Consejos de Niños y Niñas son, en teoría, espacios institucionales de participación donde se puede escuchar a los chicos planteando ideas, planificando y realizando cambios en la estructura de la ciudad. Estos Consejos se reunirían con una frecuencia quincenal, los días sábados durante dos horas. Los grupos se renovarían por mitades, participando cada consejero durante dos años.
            El equipo de trabajo estaría integrado por profesionales de diversas disciplinas, quienes serían los encargados de desplegar variadas propuestas lúdicas que permitirían reflejar el decir y el sentir de los niños. Luego, estas ideas se transformarían en políticas públicas, ya que el equipo trabajaría conjuntamente con una Comisión intergubernamental, formada por un representante de cada Secretaría del Poder Ejecutivo Municipal.
            Todo este proyecto ha sido tomado de las ideas del pedagogo italiano Francesco Tonucci, cuyas ideas fundantes, entre otras, son: “El niño es un indicador ambiental, nos dice cuando las ciudades son vivibles con calidad de vida y capacidad de circular”; “No se trata de hacer Política para la infancia, sino hacer Política con la infancia para todos”, o “Los niños deben ser dueños de su propia ciudad. En ella están los aprendizajes y los juegos, afectos y conceptos. Hay que crear rutas y corredores seguros para garantizarles accesibilidad. El miedo y la violencia paralizan a los adultos y así los niños no pueden desplazarse y son llevados de un lugar a otro”.
            El problema (y el lector habrá visto los verbos en condicional) es saber si este proyecto tan transformador es llevado a cabo en la realidad. Los vecinos del Barrio Refinería dicen que en la “Ciudad de los Niños”, ubicada en Vélez Sarsfield 164, no funciona ninguna institución, que sólo se ven adultos que a veces entran y salen del lugar. Habrá que averiguar, entonces, desde las escuelas, desde la Vecinal del barrio, o los mismos vecinos, si este espacio funciona y no se socializan sus actividades, o si es una institución inexistente que sólo se conoce virtualmente.

                                                                                                                                                                 4º2ªTT

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